viernes, 25 de julio de 2008

Jesucristo llama. a venir y a morir

Las “3 R”
Reubicación: integrarme en una comunidad (redes) de necesidades y satisfacciones, las necesidades de los demás deben ser mis necesidades.
Reconciliación: razonar, como personas, tanto con Dios como con los demás, esto atraviesa barreras raciales, culturales y económicas. Del ser humano con Dios por medio de Jesús, el corazón del evangelio. Reconciliarnos unos con otros. Yo te necesito y vos me necesitas: nos necesitamos mutuamente.
Redistribución: compartir con aquellos que sufren necesidad. Capacidades, tiempo, energía, evangelio. Colaborar con Dios para compartir sus recursos con los desposeídos de la tierra el poder que tiene el evangelio de Cristo, y que debe ser usado para romper las cadenas de opresión; o la justicia viene por medio de nosotros los cristianos, o no vendrá en absoluto.
¿Estamos los evangélicos buscando soluciones políticas a los problemas morales?
Los Cristianos deben actuar ya!
Este llamado de atención es a blancos, negros, judíos, gentiles, a todos, a reconciliarse unos con otros y a trabajar juntos para hacer de nuestra tierra todo lo que Dios quiere que sea.
Al recorrer diferentes realidades, escuchar diferentes historias de personas allegadas a nosotros, de personas que sufren, que viven, vamos tomando consciencia de que éstas problemáticas se parecen entre si. Esto no es coincidencia, son los problemas de nuestro grupo de pares, de nuestro país, de nuestro continente.
Dios desea que nos identifiquemos con este dolor, ayudando a romper el círculo de la desesperación, mostrando una alternativa nueva de vida en el mismo lugar.
Al darme cuenta de que ya no podía huir de mi llamado, del susurro de Dios diciéndome “no te olvides de tus pobres”, me preocupé mucho más por proclamar el evangelio. Yo quería ganar personas para Cristo. Yo creía que si las personas se convertían a Cristo, su vida cambiaría y todo estaría perfecto, mi creencia estaba a punto de ser desafiada.
Comprendí en ese momento que una fé que se detiene en la creencia de que la experiencia cristiana se limita a “ser salvo”, está muerta y niega la preocupación de Cristo por el ser humano entero. Al comprender y comenzar a enseñar esto, mis pastores me lo prohibieron, echándome de la iglesia una vez mas.
Entonces comenzamos a predicar el evangelio en una casa prefabricada, luego en una carpa grande. ¡La evangelización estaba en marcha! Pero… las realidades de la vida cotidiana de mi ciudad constantemente me recordaban aquello que Dios me había pedido no olvidara y para esto no bastaba la evangelización.
La justificación por la fé, la sangre de Cristo, el nuevo nacimiento, todo. Pero... ¿Qué efecto tiene sobre mí vida? El evangelio no está modificando mi modo de relacionarme con la sociedad.
La culpa y la responsabilidad de remediar nuestros males sociales están sobre los hombros de los evangélicos de nuestro país. Si no podemos colocar nuestra lealtad a las demandas de Dios por encima de nuestra lealtad a la nación. ¿Cómo podremos llamarnos genuinamente discípulos?
Supe que para traer verdadera libertad, quienes trabajan para Dios, no solo debían ser fuertes y creativos, sino también fieles al evangelio.
La reconciliación con Dios debe ser demostrada por una reconciliación genuina dentro de la comunidad cristiana y con un ministerio de reconciliación con el resto de la sociedad. Real y visible.
Nuestra iglesia local, si vive el evangelio que derriba barreras, trae libertad.
Con el poder del Espíritu y la franca cooperación de las personas, nuestra fé puede hacer un lugar diferente!
La clave, debe ser usada.
Aún cuando fui sacudido, rechazado, herido, puedo ver de esa manera quien realmente conoce a su gente.
Todo un sistema de liderazgo lleno de actividades y ocupaciones puede propiciar que tanto los pastores como la iglesia vivan un cristianismo liviano, superficial, incapaz de desafiar la moral de nadie.
La iglesia fracasa sino toma el papel de guiar a las demás personas a un conocimiento mas profundo de Dios, a la libertad de la pobreza y la dependencia y a un nuevo sentido de autoestima.
Pensamos en el pecado y lo defino incluyendo toda clase de mal individual o colectivo que amenace la dignidad del hombre. Las estrategias deben estar pensadas para responder a las necesidades de un pueblo pisoteado por su misma sociedad.
VISION
Creo que el llamado de Dios es una especie de trampa: el nos empuja para que entremos y cierra la puerta. No podemos entrar y salir como si tal cosa, se trata del llamado de Dios cuando El nos ha clavado los pies al piso.
Cuidado! A veces somos tentados a seguir la voluntad de Dios a medias, a ver las bendiciones de Dios y luego a vivir a la sombra de ellas.
Cuando Dios nos llama, no es para invitarnos a un picnic. Nos llama para acudir a un pueblo terco, rebelde y obstinado.
Dios nos llama a ser fieles.
Desde que Dios me llamo por primera vez, vivo al borde del pánico. Siempre me encuentro en circunstancias que superan mis capacidades o estoy a cargo de tareas que no se hacer. Él nos encamina a situaciones en las que debemos o depender de Él o hundirnos. Nunca tendremos el éxito asegurado. Cada vez que estoy a punto de lograrlo Dios me guía en otra dirección, y siempre es a realizar algo para lo que no estoy preparado.
A mí me llamó Dios a servir en aquellas comunidades en las que la gente está atrapada por el pecado y la opresión. Donde el sentimiento de inferioridad engendra crimen, desesperanza y autodestrucción.
Dios hace pocas cosas sin la participación de su pueblo. Acá estamos.
Juan 4.
Jesús en el pozo con la mujer. Va al territorio donde ella vivía. Permitió que la necesidad de ella determinara el punto de partida. Jesús le presenta su necesidad también.
Nosotros, la iglesia, tenemos el evangelio de esperanza

(Gracias Lula x refrescar este fragmento de el Libro Justicia para todos de John Perkins)

jueves, 17 de julio de 2008


El Amor y la Misericordia deben resultar en un CAMBIO DE ACTITUD contra la discordia, desconfianza, enemistades personales, familiares o de tendencias políticas, de cualquier tipo de diferencias.
La misericordia no ignora los conflictos, si no que es parte importante de la relación entre seres humanos que viven en una relación personal y comunitaria.
La misericordia le costó a Dios la muerte de su Hijo.

Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.
Miqueas 6:8

Muchos hemos decidido seguirle y obedecerle voluntariamente...
¿Tú que harás?

(Con permiso de Erika Izquierdo)